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El otro día quería descargar las fotos de una tarjeta de memoria que me habían dejado, para copiarlas a mi ordenador y devolver la tarjeta a su propietario para que pudiera reinsertarla en su cámara fotográfica.
El problema es que no encontraba el lector de tarjetas por ninguna parte.
Tras pensarlo un momento, decidí no perder más tiempo y coger mi propia cámara, sacarle la tarjeta de memoria e introducir la tarjeta que me habían prestado. Conecté la cámara al ordenador y la encendí, y dado que éste la clasifica como una unidad de memoria más, añadiéndole una letra de unidad, sólo tuve que entrar en ella y buscar la carpeta donde estaban las fotos (generalmente en la carpeta DCIM o en una subcarpeta de la misma) y copiar las fotografías al disco duro de mi PC.
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Así que si en algún momento es necesario descargar el contenido de una tarjeta de memoria y no hay ningún lector de tarjetas a mano, siempre es posible utilizar una cámara fotográfica para ello.
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Los únicos consejos al respecto son:
– Comprobar previamente la compatibilidad del dispositivo con el tipo de tarjetas a introducir (SD, Memory Stick, etc).
– Limitarse sólo a descargar el contenido. Mover, renombrar, borrar, modificar o copiar archivos a una tarjeta de memoria que pertenece a otra cámara fotográfica desde una distinta puede corromper la estructura de archivos de dicha tarjeta, ya que aunque sean compatibles la mayoría de las cámaras, en la práctica suele haber diferencias a la hora de disponer los archivos en la tarjeta.
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